MARIE CLARIE
En esta entrevista, Mariela Mociulsky, CEO fundadora de Trendsity, nos ayuda a repensar el empleo en tiempos de pandemia, crisis y revolución digital.
La crisis a escala global desatada por la Covid-19 provocó, entre otras cosas, una gran aceleración de la revolución digital que ya estaba en marcha, de manera más pronunciada, en Estados Unidos y Europa.
En este contexto, entrevistamos a Mónica Mociulsky, CEO fundadora de Trendsity, consultora de investigación, innovación y tendencias de alcance regional, para conocer el presente y futuro del mundo laboral en Argentina.
-La pandemia ha generado una fuerte tensión entre los sectores de salud y economía. ¿Cuál es el impacto que genera este acelere tecnológico en nuestro país para el mundo laboral?
-La confluencia de la revolución digital con la crisis económica provocada o acentuada por la pandemia incorporó al escenario laboral números alarmantes de desempleo en todo el mundo.
En las economías centrales, las tasas de desocupación superaron el 20 por ciento, en tanto en Argentina crecieron al 13 por ciento en las áreas urbanas, con más de 2 millones de argentinos desempleados a mediados de 2020, según datos del Indec.
Ese impacto perdurará, porque no es que termina la pandemia, finaliza la crisis y se vuelve a trabajar como antes. Está en marcha una revolución.
El avance de la inteligencia artificial (IA), de la robotización, la proliferación de los asistentes virtuales y de otras tantas innovaciones que ya estamos usando, acrecientan la incertidumbre entre los trabajadores y el temor por el futuro laboral.
Una gran parte de la población mundial carece de las habilidades digitales que tanto demanda el mercado y, por lo tanto, resultará complejo conservar puestos o reinsertarse si lo ha perdido.
-¿Cómo se preparan las empresas para afrontar estas nuevas tendencias hacia lo digital?
-La revolución digital, que por cierto se inscribe en una revolución cultural, encontró a las empresas en distintos grados de evolución. Muchas de ellas de primer nivel ya tenían implementadas soluciones tecnológicas, otras disponían de los recursos económicos y las adaptaron inmediatamente con procesos de transformación cultural/digital.
Por ejemplo, el home office era una práctica usual una o dos veces por semana en algunas compañías multinacionales. Sin embargo, muchas pymes no lo pudieron hacer y dejaron de existir.
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), unas 40.000 empresas cerraron el año pasado y hay entre 20.000 y 40.000 en situación de riesgo.
Ante este escenario crítico, las empresas mantendrán su propuesta de un blend de presencialidad y virtualidad, incluso se está evaluando que empresas compartan oficinas o espacios comunes intercalando días de la semana para trabajar un equipo u otro.
La economía colaborativa va a crecer en muchas dimensiones y el ir a la oficina o espacio de trabajo deberá tener un sentido.
-¿Qué deberían tener en cuenta las personas que buscan un empleo? ¿Cambiaron las búsquedas y la modalidad de empleabilidad?
-Las empresas valoran que los candidatos tengan vocación de capacitación constante, y no solo en cuanto a adquirir habilidades digitales, sino también habilidades blandas. La predisposición, la cooperación, la empatía, aprender a trabajar con la inteligencia colectiva, ser buenos mentores de otros, son calidades buscadas.