DOSSIER por Mariela Mociulsky
Los ejes conceptuales que atravesaron 2022 (un año cargando e incertidumbre donde los formatos híbridos ganaros protagonismo) interpelan cambios de paradigma que atraviesan los siguientes abordajes: por un lado, el reformado de la vida urbana, cuyo ecosistema de nuevas configuraciones repercute en los vínculos, la organización del espacio, la movilidad y el uso del tiempo. Por otro, la aceleración de los procesos de automatización que impactan en todas las industrias y promueven el diseño de soluciones a la vida de las necesidades, donde la calidad y la trazabilidad son los factores clave para otorgar seguridad a las personas, con la contratara del peor a ser reemplazados en sus trabajos. Por último, cobraron importancia los cambios de hábitos hacia una mayor sustentabilidad, especialmente en las nuevas generaciones, que se preocupan por la crisis climática, el origen, la producción, el traslado de productos, y por las causas y valores que promueven y ponen en práctica las empresas y marcas.
Vida urbana: cambio de paradigma
La densidad de las ciudades reconfiguró los nuevos escenarios, donde se reformaron los ritos urbanos y culturales. En este sentido, ganó terreno el concepto de ciudades inteligentes, de proximidad, residentes y sustentables, donde los intercambios sociales transmutaron el tejido social. En este nuevo ecosistema del comportamiento urbano, surgen contextos que destacan la cercanía como valor, la tecnología en funicón del bienestar y de la seguridad, y la innovación como herramienta para contribuir a la calidad de vida de los habitantes. Las dinámicas de los ejes urbanos se tornan más humanizadas a partir del desarrollo de gestiones colaborativas que impulsen el desarrollo de identidad y la apropiación entre distintas comunidades. Las políticas públicas que propongan, en esta línea, un desarrollo integral, productivo e innovador serán indispensables para llevar al plano concreto las inquietudes que surjan en los canales participativos que redimensionan la perspectiva de los usuarios y su relación con las ciudades. Más conectadas, dinámicas y seguras, las tramas urbanas también incorporan aspectos de la biofilia y de la bioarquitectura en sus configuraciones. Este abordaje interdisciplinario busca repetir los modelos de la naturaleza, cuidando los ecosistemas, y entiende el planeta como biblioteca de recursos que promueve la diversidad como punto de partida para formar una cultura regenerativa. La movilidad compartida y la micromovilidad surgen como alternativas para minimizar el impacto sobre el medioambiente.
Automatización para potenciar procesos
En cuanto a la automatización, el catálogo de soluciones digitales optimiza la llegada de forma más eficiente a los clientes y a los usuarios. El eje está relacionado con el avance acelerado de la tecnología que impulsó la Pandemia, una realidad que concierne a empresas y a industrias. Estos procedimientos imbricados con la calidad de vida de las personas están señalados como los encargados de mejorar los procesos, garantizar su eficiencia y potenciar la trazabilidad que aporte confianza entre los actores involucrados. La Inteligencia Artificial acompaña este camino en constante transformación en cuanto al diseño de productos a la medida de las necesidades. Sin embargo, el lado B de la automatización está dado por la brecha digital que, inevitablemente, genera mayor polarización social y económica. Mitigar esta distancia tecnológica requiere políticas de inclusión digital en los entramados urbanos que apunten a incrementar el acceso a las tecnologías, aumentar la disponibilidad de dispositivos y promover la capacitación de distintos sectores erarios.
Nativos digitales y sustentables: usuarios en busca del cambio permanente
Esta generación, que vive el cambio permanente y constante, asume el desafío de construir su futuro desde un aprendizaje continuo. Son protagonistas de las nuevas formas de habitar e impulsan la participación activa en problemáticas ambientales. También contemplan, mejor que otras generaciones adultas, el trabajo en red y colaborativo, y establecen alianzas con las nuevas tecnologías. Valoran la gestión del tiempo propio y son muy exigentes frente a experiencias de consumo y la elección de productos y servicios. Son usuarios conectados, persistentes en cuanto a reconfigurar hábitos y a crear nuevos formatos. En nuestras investigaciones, se refleja un crecimiento de los perfiles más involucrados tanto con modificar propias conductas de consumo como de tratar de ser embajadores sustentables, irradiando y militando por estas causas. Buscan trabajar en empresas donde los valores y el propósito sea auténtico, claro, honesto y los convoque desde su propio propósito. Estas tendencias seguirán creciendo.
Para ver la nota: https://www.editorialdossier.com.ar/AnuarioDossier2022/M/0014.html