En esta edición te traemos:
- La educación como nueva responsabilidad social empresarial
- El vinilo rompe récords: revive la experiencia física de la música
- ¿Fin de la guerra? Cuando lo artificial deja de ser el enemigo
- Algoritmos que despiden personas
- El etiquetado energético de viviendas gana terreno
Fronteras porosas: La educación como nueva responsabilidad social empresarial
Recientemente, Amazon ofreció pagar el costo de la matrícula universitaria y el material de lectura y textos para 750.000 de sus trabajadores, en un esfuerzo para ofrecer beneficios para atraer y retener personal en medio de una escasez de mano de obra. La compañía, está invirtiendo 1.200 millones de dólares a 2025 con este objetivo en mente. Walmart es otra compañía que afirmó que pagaría los costos de matrícula y libros para su personal por hora, alrededor de 1,5 millones de trabajadores. Target es otra empresa que ofrecerá títulos universitarios gratuitos a más de 340.000 empleados en EE. UU.
En un sentido similar, Arcos Dorados abrió su universidad corporativa en agosto pasado a todos los jóvenes de América Latina y ofrece capacitaciones gratuitas en habilidades que contribuyen con su futuro como Inteligencia Emocional, Emprendedurismo, Finanzas Personales, Atención al cliente y Salud y Bienestar. La iniciativa implementada toma los resultados de un estudio regional que realizamos junto a la compañía. Uno de los principales hallazgos es que la capacitación es necesaria para compensar la falta de experiencia en la búsqueda de un primer empleo formal. Además, los efectos de la pandemia se hicieron sentir: un 85% de las personas confirmó que la pandemia afectó negativamente las oportunidades laborales, mientras que un 74% realizó la misma afirmación acerca del acceso a la capacitación y educación. Todo esto sumado a que la desocupación juvenil ya era una de las principales problemáticas de la región.
Nos encontramos aquí con un nuevo escenario para las empresas, relacionado con extender sus alcances – más allá de la agenda del negocio – hacia la educación y la capacitación de las personas. En el caso de sus propios empleados ya no se trata solo de pagar un MBA o de cursos de extensión sino de cubrir costos de la educación que sus empleados elijan, en medio de la desocupación por un lado, y de la feroz competencia por el talento faltante por el otro.
Pero el fenómeno va más allá. El caso de Arcos Dorados es también el de otras organizaciones que entienden que tienen un poder y un rol clave al momento de tomar acción y brindar apoyo a las comunidades donde operan. Tomar a su cargo distintos aspectos de la educación es una manera de involucrarse. Por caso, en un reciente estudio regional que realizamos para Mercado Pago quedó evidenciado que las billeteras digitales contribuyen a democratizar la educación financiera, pero aún queda mucho por hacer: sólo 3 de cada 10 personas responden preguntas de mediana complejidad sobre temas financieros. Es decir, existe un amplio margen para la capacitación en estos temas que implica involucrar a otros actores además del Estado: es una oportunidad de tomar acción, tanto para las fintech como para el resto del sector privado como bancos y entidades financieras tradicionales.
Raíces móviles: El vinilo rompe récords: revive la experiencia física de la música
En 2020 las ventas de vinilos superaron por primera vez la venta de los CD. En los primeros seis meses de este año, se vendieron 17 millones de discos de vinilo en Estados Unidos, casi el doble de 2020, según la Recording Industry Association of America. En Reino Unido, hubo 4,8 millones de ventas, un incremento del 10% a causa de la pandemia. En España se vendieron 1,2 millones, un incremento en su facturación del 24%. Y artistas como Adele, Taylor Swift o Drake hacen del vinilo una parte importante de su estrategia de marketing.
Existe solo un problema: este furor por el vinilo y la alza de la demanda no encuentra respuesta en la oferta. Conseguir que se fabriquen es muy complejo. No hay fábricas, hay escasez de materiales y todo tipo de problemas con las cadenas de suministro. La realidad es que el consumo crece mucho más rápido que la capacidad de la industria para hacer discos teniendo en cuenta que la infraestructura es obsoleta, sin contar todas las trabas que además puso la pandemia.
Si buscamos explicar los motivos de este fenómeno hay dos principales: por un lado el coleccionismo (que siempre ha existido) pero lo más notable es el rescate de la experiencia. ¿Por qué las personas vuelven a las experiencias físicas de antaño en plena era digital? ¿Por qué cuando la calidad del audio digital se vuelve cada vez más fiel volvemos al sonido – imperfecto – del pasado?
La respuesta parecería ser que la experiencia física de la música en una era lo de efímero digital se vuelve aún más rica y atractiva para nuevas generaciones donde lo digital es la norma. De hecho, les permite explorar nuevos rituales artesanales que resignifican sus momentos y los sacan de su cotidianeidad digital. Un mensaje interesante para negocios y marcas en busca de brindar experiencias con nuevos sentidos e impactos.
Egobalance: ¿Fin de la guerra? Cuando lo artificial deja de ser el enemigo
De manera bastante cotidiana, surgen nuevos materiales que replican sensaciones de “como si” pero evitando las características de los productos o materias primas originales. De la mano de empresas de biotecnología surgen nuevas formas alternativas de carne, leche, pasando por cuero o algodón. Si desde décadas los consumidores se habían enfocado en la valoración de lo natural como tendencia, lo hecho a mano, artesanal, como “lo mejor”, hoy también como contratendencia se valora la seguridad que puede ofrece la ciencia, la robótica y la inteligencia artificial, aquello obtenido en un laboratorio es valorado, buscado y preciado.
Si los materiales sintéticos (como el plástico) se celebraron tras la posguerra por dureza, economía o conveniencia, luego sobrevino su lado oscuro: contaminación y demonización – por lo menos de muchos consumidores – de todos sus derivados. Hoy nos encontramos en un momento en que en virtud de la convergencia de tecnologías, la caída de los costos y las nuevas actitudes hacia la sostenibilidad, lo que las personas consideran “mejor y deseable” no es solamente “lo natural”.
Algunos ejemplos incluyen la empresa Galy que produce algodón cultivado en laboratorio bajo el claim “aplicaciones desarrolladas en laboratorio para revolucionar la industria y honrar a la Madre Tierra”; Spiber, fibras proteicas elaboradas en variedad de formas, que cuentan con características como la suavidad similar a la cachemira o las reconocidas propiedades térmicas y de absorción de la humedad de la lana o VitroLabs: cuero cultivado en laboratorio que permite hacer miles de millones de pies cuadrados de cuero con una sola biopsia inofensiva de una vaca. También casos como MeliBio (miel sin abejas), Shiok Meats (camarones cultivados en laboratorio) u Hoxton Farms (grasa animal real, sin los animales).
Y no se trata solo de comida y moda. Desde ADN sintético hasta queroseno sintético, los nuevos materiales fabricados y diseñados ofrecerán soluciones que son mejores que sus equivalentes naturales en dimensiones clave como la durabilidad y el rendimiento, o la ética y la sostenibilidad.
Neoconectividad: Algoritmos que despiden personas
Se van sumando empresas – en este último tiempo la rusa Xsolla – que son noticia por utilizar inteligencia artificial para despedir a sus empleados. Amazon también ha estado en el centro de la polémica por las mismas prácticas y dado que Jeff Bezos, su fundador, ha argumentado en varias ocasiones que las decisiones que deben tomar humanos son las “estratégicas” mientras que las “cotidianas” deben ser dejadas en manos de algoritmos porque actúan “teniendo en cuenta toda la información relevante y sin interferencias emocionales”.
Lo que ocurre es que la automatización -sobre todo en las compañías tecnológicas – se incrementa cada vez más y la productividad se convierte de alguna manera en el núcleo de su funcionamiento, excluyendo casi del todo el factor humano en pos de lograr cada vez más esa productividad. El problema es que los algoritmos de inteligencia artificial determinan quiénes son menos productivos cruzando variables “de planilla” y de acuerdo a si cumplen con esos parámetros cuantificados se despide a las personas.
Los interrogantes son múltiples: ¿Puede una variable algorítmica definir el “buen desempeño”? ¿Qué otros factores deja afuera una operación matemática? ¿Qué implica para las empresas tomar estas decisiones hiper automatizadas en épocas donde hablamos de una nueva era para el liderazgo y para las empresas y una mayor responsabilidad y empatía para con sus empleados? Lejos de poner en el centro a sus colaboradores, este tipo de compañías dejan de lado el factor humano poniendo la “productividad automática” por delante, distanciándose mucho de los emergentes modelos de organizaciones más humanas y conscientes del impacto de sus acciones y su agenda de negocios.
Conciencia de la responsabilidad: El etiquetado energético de viviendas gana terreno
En octubre se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires el Primer Congreso Argentino de Etiquetado Energético de Viviendas, con el objetivo introducir la etiqueta de “Eficiencia Energética” como un instrumento que brinde información a los usuarios acerca de las prestaciones energéticas de una vivienda. De esta manera, se constituye como una herramienta de decisión adicional a la hora de realizar una operación inmobiliaria, evaluar un nuevo proyecto o realizar intervenciones en viviendas existentes. En el largo plazo, este instrumento genera un sello distintivo que tiene incidencia en el valor de mercado de un inmueble, promoviendo la inversión, el desarrollo y el trabajo local.
Vale destacar que alrededor del 40% de la energía que se consume en Argentina representa a los espacios habitables ( viviendas, comercios, oficinas, espacios de recreación, salud), el gas natural equivale al 57% y la electricidad al 35%. La mejora de las envolventes térmicamente eficientes de espacios habitables, pueden reducir el consumo de acondicionamiento interior, como ser calefacción y refrigeración, en más del 50%, lo que impacta a nivel individual como a nivel nacional, no solo en ahorros de facturas domiciliarias sino en el abastecimiento a todo el país, lo que genera una baja a más de la mitad de las emisiones de CO2, uno de los gases responsables del cambio climático.
Se pone de manifiesto de esta manera que el etiquetado de las construcciones ayudará a crear conciencia en la sociedad acerca del uso racional y del ahorro de energía, y por consiguiente, fomentará la construcción de viviendas más eficientes. Además, en Argentina existe un plus: la generación de energía eléctrica es fuertemente dependiente de la quema de combustibles fósiles con la consiguiente generación de dióxido de carbono, responsable del calentamiento global y el cambio climático. Con este contexto, el etiquetado se transforma en una herramienta vital para todo el ecosistema, proyectistas, inmobiliarias y compradores.