La “ley de nietos” permite a descendientes de exiliados españoles durante el franquismo reclamar la nacionalidad; vence en octubre de este año y ya hay 182.000 audiencias en curso
LA NACION por Vivian Urfeig
Miles de argentinos corren para anotarse en lo que quizás sea la maratón de sus vidas. Conseguir la ciudadanía española antes de octubre de este año es la carrera contra reloj que ya lleva 182 .000 audiencias generadas. Desde que en 2022 se promulgó la ley de memoria democrática, también conocida como “ley de nietos”, el Consulado Español emitió 8500 documentos que acreditan la nacionalidad de padres o abuelos que “originariamente hubieran sido españoles, y que, como consecuencia de haber sufrido exilio por razones políticas, ideológicas o de creencia o de orientación e identidad sexual, hubieran perdido o renunciado a la nacionalidad española”.
El Boletín Oficial del Estado (BOE), diario oficial del Estado Español, publicó los alcances y facilidades que tienen fecha de vencimiento el próximo octubre de 2024. Desde entonces, las oficinas de la calle Guido al 1700, en CABA, llevan 46.000 expedientes recibidos. El récord también implicó extender el horario de atención, de 8 a 20, un caso único para un organismo español, según señala el cónsul Fernando García Casas.
Pero ¿qué hay detrás del fenómeno? Emigrar, probar suerte y ampliar los horizontes forman parte de las expectativas. Pero también, legarle a las siguientes generaciones esta herramienta que abre puertas y cruza fronteras. El espíritu de la normativa que permite a hijos y nietos de exiliados españoles durante el franquismo que reclamen la nacionalidad generó cierta fiebre en miles de argentinos que emprendieron la búsqueda de partidas de nacimiento, referencias y documentos. Un GPS inmersivo hacia los propios ancestros que protagonizaron la ola inmigratoria entre los siglos XIX y XX: gallegos, vascos y asturianos que llegaron para quedarse.
Refrescar el árbol genealógico fue el primer paso para muchos que lograron rescatar parte de la historia familiar: hijos y nietos de aquellos inmigrantes españoles que llegaron al país con el sueño bajo el brazo hoy aprovechan la flexibilidad de la normativa para conseguir el pasaporte color rojo. Para muchos, la credencial de un destino prometedor. En Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Bahía Blanca, avanzan las inscripciones.
Agustina Cabanellas, escultora, inició en Rosario el pedido para toda su familia y para eso rastreó el teléfono de una iglesia de Guijón en panaderías y farmacias. “Finalmente di con el cura que buscó las partidas de nacimiento de mi bisabuelo nacido en Caión y las ubicó en Santiago de Compostela”, comenta la artista, que ya avanzó con la credencial y otros documentos. Así descubrió que José Arijón y Collazo, nacido en febrero de 1852, tuvo 10 hijos, con lo cual, Agustina se topó en paralelo con una rica historia familiar: “Se sumaron a la movida primos segundos y terceros, que yo ni siquiera conocía. Fue una búsqueda compleja, pero todo ya está en marcha”, destaca. Su objetivo es viajar a Europa para visitar a su hija Sol, con nacionalidad italiana, y hacerlo con más facilidades.
El caso de Cecilia Viera, que actualmente está mapeando la ruta de sus antepasados en Figueres y Peraladas, provincia de Gerona, Cataluña, tiene que ver con una asignatura pendiente. “No lo hago tanto para irme de la Argentina, sino más bien para habilitarles una herramienta a mis hijos en el caso de que contemplen la posibilidad en un futuro”, señala Cecilia. Y destaca la gran cadena solidaria que se teje entre grupos de WhatsApp y páginas de Facebook, donde los consejos para tramitar la ciudadanía se actualizan minuto a minuto.
“La opción que brinda España, paradójicamente, funciona como la herencia de los antepasados que en realidad vinieron a crear un nuevo mundo en América. Sin duda lo hicieron, en un gran porcentaje tuvieron buenos logros y pudieron darles a sus familias un mayor bienestar económico y un ascenso social, la conocida movilidad social ascendente. Muchos hijos o nietos de inmigrantes fueron los primeros profesionales de la familia. Estas mismas familias hoy ven partir a sus hijos, buscando un horizonte mejor”, señala Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, la consultora de tendencias que año tras año realiza el “Estudio continuo sobre expectativas de los argentinos”. El último reporte indicó que el 56% de los argentinos tenía conocidos dentro de su círculo de familiares, compañeros de trabajo, de estudio o amigos que querían emigrar. “Europa y especialmente España tampoco están pasando su mejor momento. Sin embargo, obtener la ciudadanía es literalmente el pasaporte hacia la apertura de posibilidades para explorar el mundo y vivir una experiencia de crecimiento”, apunta Mociulsky.
Los solicitantes que adquieran la nacionalidad obtendrán todos los derechos de un ciudadano español. Esto no solo se limita al pasaporte europeo, sino que incluye la posibilidad de acceder a las ayudas sociales dispuestas por el gobierno español como el ingreso Mínimo Vital, las prestaciones por nacimiento o escolarización y las coberturas de salud pública. “El fenómeno está motivado por la dificultad para visualizar dónde encontrar un futuro prometedor”, apunta Mociulsky sobre el fenómeno.
Patricia Carabajal vive hace seis años en Benalmádena, una localidad a 16 kilómetros de Málaga. Se dedica a gestionar visados, residencias y trámites para quienes quieran invertir en Real Estate. “Hay una explosión de trámites. Es un caos, la gente se apura porque ya queda poco tiempo. Mi tarea es gestionar el DNI, ayudar a empadronarse (fijar un domicilio) y avanzar con los papeles”, cuenta.
A Benalmádena, uno de los municipios de la Costa del Sol, la llama cariñosamente “la sucursal de Lanús”, porque es una opción familiar, tranquila y con buenos colegios. “Tiene playa y montaña, no es muy turística y permite armar una vida cotidiana tranquila”, dice Patricia, que llegó cuando su hijo Dante tenía un año y medio. Ahora tiene 7 y junto a Santiago, de 17, y Bautista, de 12, consolidaron amistades y armaron una comunidad. “A diferencia de los viajes exploratorios de los argentinos que vinieron en 2020 a probar, ahora la intención es más prudente. Averiguan más: si hay trabajo, cuánto cuesta el alquiler, son más cautelosos. En mi asesoramiento también los ayudo a calcular el costo de vida, porque ahora todo es más caro”, indica Cecilia.
De este lado del mapa, Nadia Olmedo Salas ayudó a su hermano a realizar los trámites. Y así descubrió que podía colaborar con muchísimas personas más. Desde listas de difusión por WhatsApp y Twitter (con el usuario @miniveintidos), Nadia –empleada administrativa– transmite novedades y desestima honorarios a gestores. “A todo el mundo le digo que pueden hacerlo solos, que no es difícil, que acudan a un tercero únicamente si no tienen ganas ni tiempo, o si se traban con alguna documentación en particular, como por ejemplo actas de Jerez de la Frontera o Huércal Overa, que son registros súper complicados”, advierte. Cuando su mamá inició el camino de la ciudadanía la idea era emigrar. “Pero finalmente no sucedió”, dice Nadia. Y agrega que “mucha gente que intentó durante años tramitar otra nacionalidad, como la italiana, ahora se vuelca en masa a la española por la facilidad de conseguir turnos y por la ventaja de que el trámite es gratuito”, destaca.
Con el pasaporte en la mano, Mariano Vázquez, periodista, se embarcó en una investigación sobre sus raíces que lo llevó a recorrer los alrededores de Madrid para recuperar los relatos que su papá le había contado sobre su abuelo, David Vázquez López.
En una aldea diminuta cerca de Lugo, llamada San Mamede da Ribeira, inició la búsqueda que derivó en encuentros con distintas ramas de su árbol genealógico. “Busqué las partidas de nacimiento en Ocaña y llegué al penal donde estuvo detenido mi tío abuelo. Deambulé por distintos organismos y gestioné muchísimos trámites. Pedí citas, llené formularios. La burocracia demoró casi un año. Finalmente conseguí la documentación”, comenta Mariano sobre la pesquisa.
Durante el franquismo su familia se exilió a la Argentina y desde que su papá le mostró el documental Morir en Madrid, de Frédéric Rossif, realizado íntegramente con imágenes de los corresponsales en España durante la guerra, Mariano supo que quería recuperar la historia familiar. “El pasaporte fue un atajo para viajar, indagar y descubrir muchísima documentación sobre mi abuelo, antifascista, que murió cuando yo tenía un año. Escribir un libro con su historia es, en buena parte, contar la mía. Y si no lo hago, esa historia se termina”, reflexiona.
Argentinos dispuestos a sacarle el jugo al “ser nieto de” se suman a la nueva ola que remite a la original, cuando entre 1860 y 1930 llegaron alrededor de 2 millones 60 mil españoles a la Argentina, según el historiador César Yáñez Gallardo, autor de La emigración española a América, siglos XIX y XX (Editorial Archivo de Indianos). Más de 90 años después, la historia se repite, aunque en forma inversa. La huella que dejaron gallegos, catalanes, vascos, asturianos, andaluces y castellanos en la cultura, el comercio y la industria de nuestro país, sigue marcando el camino generación tras generación.
El cónsul general, Fernando García Casas: “Es una buena herencia”
En octubre 2022 entró en vigencia la ley de memoria democrática, también conocida como “ley de nietos”, que representa la posibilidad de que miles de descendientes de españoles que escaparon del país ibérico durante el franquismo puedan acceder a la ciudadanía española. Fernando García Casas, cónsul general de España en Buenos Aires, analiza las repercusiones de la norma en el país en una entrevista con LA NACION.
–¿Cuántos argentinos cuentan con la ciudadanía española en Argentina?
–A nivel país hay alrededor de 500.000 argentinos con ciudadanía española. En nuestra demarcación, que comprende a la ciudad de Buenos Aires, el conurbano y parte de la provincia de Buenos Aires como Azul, Bolívar, Lincoln, entre otras, pero que no es toda la provincia porque Bahía Blanca no está incluida, tenemos 350.000 “hispano argentinos”, “argenioles” o “argentinos españoles”. De los 350.000 argentinos que tienen ciudadanía española, 304.000 son mayores de edad, que son los que votan; los otros son menores.
–En octubre de 2022 entró en vigor la llamada “ley de nietos”, ¿cuáles fueron las repercusiones aquí?
–Es un fenómeno nuevo, derivado de la Ley de Memoria Democrática que aquí afectuosamente es llamada “ley de nietos”. Tiene dos años de vigencia prorrogables por un tercero, que obviamente se va a prorrogar. Lo que puedo decir es que nuestra prioridad es reconocer el derecho. Las cifras actuales muestran que, desde que salió la ley, que pasaron 14 meses, llevamos 8500 nuevos españoles plenamente documentados, 46.000 expedientes en trámite ya recibidos y 182.000 con audiencias agendadas y celebrándose. Priorizamos sobre todo recibir la documentación para que todo el que quiera y pueda ejerza su derecho.
–¿Cuántas solicitudes de ciudadanía reciben por día?
–Normalmente recibimos 460 solicitudes diarias. Cuando este proceso concluya, los 350.000 “argentinos españoles” superarán los 500.000.
–¿Cómo es el trámite?
–Hay que sacar un IDU y luego, con un turno, los interesados deben traer la documentación, que no tiene por qué ser completa, aunque si es completa mejor. Para los IDU, que están más completitos, el trámite es más rápido, aunque, reitero, si no está completo, no hay problema, luego se les requiere. El consulado abre de 8 a 20 horas, ininterrumpidamente, ningún organismo español abre doce horas seguidas, estamos dando turnos de mañana y de tarde y priorizamos sobre todo recibir la documentación para que todo el que quiera y pueda ejerza su derecho.
–¿Qué documentación piden?
–Con el equipo estamos pidiendo lo mínimo e indispensable, es decir, con que prueben la filiación, yo no necesito más.
–¿La filiación debe ser en cadena: bisabuelos, abuelos, padres, hijos?
–No, antes venía por “ius sanguinis”, de padres a hijos, pero ahora se pasa a nietos.
–¿Un nieto puede pedir la ciudadanía por su abuelo español, aunque el padre no la haya tenido?
–Sí. Por eso lo que estamos haciendo es pedir lo mínimo, sin más que la motivación, pues yo creo que ese es el espíritu de la ley.
–¿Usted cree que los que solicitan la ciudadanía lo hacen motivados por el deseo de radicarse en España?
–Me he entrevistado con cientos de personas y en términos generales, encuentro tres motivaciones: por un lado, es un derecho, la ley da la posibilidad, tengo el derecho y lo ejerzo; por otro, es un homenaje a los antepasados, a la memoria de los que llegaron aquí y que con su esfuerzo contribuyeron a la construcción de este país y, en tercer lugar, es una buena herencia porque se transmite a los hijos. Independientemente del motivo, tener esta posibilidad puede cambiarte la vida, o al menos te da opciones. Además, brinda la posibilidad de un pasaporte de un país miembro de la Unión Europea, que permite moverse con más libertad. Existe la mentalidad de que el que saca la ciudadanía es para irse del país, pero muchos lo hacen para viajar a visitar a su familia o irse de vacaciones, o para hacer un curso, pero, finalmente, no se radican allí.
-¿Existen datos sobre cuántos argentinos con ciudadanía española se radicaron en España en el último tiempo?
-Eso habría que consultar al Renaper o en algún centro de estadística de España. Pero, hay que tener en cuenta que muchos argentinos pueden entrar a España como españoles y por eso es difícil tener datos exactos
-La ley rige para todos los países del mundo, ¿cómo se posiciona la Argentina en relación a la cantidad de solicitudes?
-Es la que más pedidos tiene, seguidos por Cuba, México y Uruguay. Es algo positivo porque estrecha mucho las relaciones entre España y la Argentina.