El deseo puede ser el motor de nuestros sueños, pero especialistas consultados por Infobae recomiendan ir de a poco para concretar las metas pendientes. Qué añoramos los argentinos: dinero, trabajo y consumo, según un informe exclusivo.
INFOBAE por Agustín Gallardo
Alguna vez Paulo Coelho dijo que “cuando alguien desea algo, debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena”. Casi como un motor de existencia, las personas deseamos y añoramos. Lo hacemos ya sea desde lo material hasta con las personas que amamos. Añoramos, tenemos objetivos, queremos concretar sueños. El abanico de deseos de las personas es tan grande como el universo.
La pandemia, además de haber significado un cachetazo sanitario y económico de orden global, marcó la cancha en varias cuestiones ligadas a la salud mental, del estado de conciencia de las cosas que tenemos, de que hay una finitud. Ya lo dijo en una nota reciente José Abadí, “después de esta pandemia creemos en la muerte, ya no es una abstracción”.
Ahora bien, en medio de -si se quiere- esta aceleración de conciencia ¿cómo deseamos los argentinos?, ¿cambió algo luego de la pandemia? ¿cómo se presenta este 2022 en cuanto al consumo y lo que añoramos? Estas preguntas tienen nuevas respuestas luego del impacto de dos años de estrés persistente por la pandemia que provocó desánimo en un grupo grande de la población.
Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity y Presidenta de SAIMO, dice que el inicio de 2022 nos encuentra “con una imperiosa necesidad de estabilidad económica y laboral”. De a cuerdo a informe de pronta aparición de su consultara, 4 de cada 10 personas cree que probablemente alguien de su hogar pueda perder el empleo en los próximos 6 meses, y a su vez 9 de cada 10 está preocupado por su situación actual. “Es decir, se renueva el deseo de contar con mayor certidumbre en términos de ingresos del hogar”, dice Mociulsky.
A su vez, “se reedita el deseo de mayor estabilidad emocional y relax ante este contexto tan volátil e incierto y de descomprimir del stress acumulado en estos dos años”: la mitad de los argentinos señaló que se siente preocupado y casi 3 de cada 10 mencionó además cansancio y ansiedad”, explica la especialista.
Deseo y consumo de los argentinos
Dicha desconexión y deseo de disfrute se ve materializado en el corto plazo en los planes vacacionales de los argentinos según el sondeo de Trendsity. “Algo más de la mitad indicó que realizaría un viaje durante el verano 2022, 27% aún está indeciso, mientras que un 20% definitivamente no se irá de vacaciones”, reza el informe.
Los argentinos desean mejor conectividad: 4 de cada 10 considera que su nivel de conectividad en el hogar y móvil aún es regular o mala. Destacan que hoy constituye una necesidad básica (para 8 de cada 10) y que contribuye a achicar brechas de oportunidades en todos los aspectos.
“La mejora en materia de educación es uno de los grandes temas donde se desean avances y medidas, siendo que el 80% considera que la pandemia está dejando niños con una educación empobrecida. La presencialidad en ese sentido “suma” a disminuir ansiedades, ya que la mitad señaló que parte de las ventajas de volver a la presencialidad es que los niños vuelvan a entablar relación con sus compañeros diariamente”, dice Mociulsky.
Los resultados del sondeo arrojan que el 92% declaró que está preocupado por la situación económica actual, el 75% considera que su situación es regular/mala o desesperante, mientras que el 38% cree probable perder su empleo o que algún familiar lo pierda en los próximos 6 meses.
“El deseo de poder elegir libremente pero con información clara también es un punto clave de deseo de los argentinos. 63% ha señalado que le cuesta distinguir entre noticias reales y fake news, y esta incertidumbre e incredulidad tiene su manifesatción en múltiples aspectos”, agrega la especialista.
La información transparente cobra mayor relevancia, y se manifiesta también se refleja a la hora de comprar. Por ejemplo, ante la nueva ley de etiquetado, 72% considera que dicha ley ayudará a tomar mejores decisiones, y la mitad señaló que impactará bastante o totalmente en sus decisiones en góndola. Por otra parte, la búsqueda de certificados o sellos que comprueben la “veracidad” de la información cobra cada vez mayor relevancia. Según diferentes sondeos de la agencia, alrededor de un 20% toma en cuenta los sellos en los packagings a la hora de comprar (certificados orgánicos, sin TACC, cruelty free, etc.)
La sustentabilidad es otro tema en la agenda de la sociedad, 8 de cada 10 señaló que es necesario repensar nuestro vínculo con el medio ambiente.
El deseo se volvió dinámico
La licenciada Virginia Borrajo, Head of HR Talent al Estudio Locht, autora del ebook “HrMakers: La guía práctica de agilidad para Recursos Humanos”, sostiene que el deseo no es un fenómeno estático. “Los ciclos vitales de las personas se ven impactados desde lo que sucede en su entorno y se reconfiguran como respuestas adaptativas. La pandemia puso en el centro del escenario la salud de las personas y la necesidad de tener experiencias gratificantes que le den sentido a la vida. En este sentido, la pandemia nos trajo salud”, dice a Infobae Borrajo, quien además es profesora Universitaria y Psicóloga (UBA).
“Esto implicó un cambio en la centralidad del trabajo, la concepción del trabajo para toda la vida entro en cuestionamiento y los límites entre la vida personal y la laboral se borraron gracias al trabajo desde casa. La procastinación de la vida personal llegó a su límite replanteándose la necesidad de construir un entorno de bienestar personal y familiar. Esto impactó en el mundo del trabajo y las organizaciones, las personas no tienen las mismas prioridades que antes de la pandemia, y espera que las organizaciones pongan su salud y sus necesidades en el centro, por sobre de los procesos meramente productivos de tarea y trabajo. De ahí que empieza a ser una preocupación la salud mental de los trabajadores”, agrega Borrajo.
¿Existe un patrón de como deseamos los argentinos? “No creo que haya un patrón de los argentinos, sí esta claro que el fenómeno pandemia abrió un paradigma desconocido en el mundo del trabajo, la educación, el uso de tecnologías y la importancia del lazo social que probablemente haya implicado un aprendizaje disruptivo. Es tiempo de resignificar el propósito personal, tener una actitud inquieta y crítica sobre nuestra realidad, y construir un camino del deseo genuino entre lo que somos capaces de desarrollar y las metas que nos proponemos alcanzar”, dice Borrajo.
Frases New Age para tomar con pinzas
Más allá de si hay o no una conducta común, son varios los que recurren a una dichos que están de moda a veces en redes o que se repiten de boca en boca, y que tal vez sean -o tal vez no- una forma válida de analizar nuestros objetivos y sueños más “exigentes”. Se trata de desear menos. “Cuando los procesos de cambio son tan complejos y turbulentos, tener metas cortas y aumentar nuestra flexibilidad sin dudas ayuda a una rápida adaptación al medio, así aumenta nuestra agilidad. Pero las metas cortas, tienen que estar sostenidas en grandes deseos, en grandes sueños, en propósitos personales sólidos que marquen el rumbo y nos permitan darle sentido al hacer”, dice Borrajo.
“Podemos decir que es interesante hacer “con” el deseo y no quedarse en una dimensión de la fantasía o las idealizaciones. Esto implica ir construyendo un deseo posible, realizable en el contexto de cada quien, y tolerar las imperfecciones o cambios para lograr lo que queremos. Es interesante tener cierta dosis de flexibilidad para avanzar en un deseo realizable”, agrega por su parte Gabriela Goldstein, psicoanalista, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
Goldstein sostiene que el deseo es nuestro aliado e implica la vitalidad. “La posibilidad de hacer proyectos, y cierta dimensión de amor, como Eros de la vida. El deseo, como tal, lleva implícito cierto límite de posibilidad que lo diferencia de la “necesidad” mas ligada al impulso y a la inmediatez”, dice la especialista.
Y agrega en relación a la reconfiguración de la pandemia: “Es probable que en cierto nivel, que podemos pensar, el estremecimiento producto de la pandemia haya afectado la dimensión deseante y lo que deseamos. En lo singular de cada caso hay efectos a considerar que pueden marcar algo que no haga “recalcular” otras coordenadas, otras prioridades. Pero también puede relanzar aspectos de la personalidad que estaban detenidos, en diversos sentidos.
Goldstein propone ir realizando o concretando las “metas” de a poco, es decir, “acorde a las condiciones de posibilidad de la realidad o de cada momento personal, va construyendo el camino a esas metas y es un modo de trabajar la frustración, ante el no/todo o el diferimiento en el tiempo. Contribuye en un circuito más largo a que se superen los “cortocircuitos””, señala.
¿Qué hacer entonces para no frustrarse? “La frustración esta asociada al ideal que tengamos. Si nuestro ideal es muy alto y las posibilidades de alcanzarlo son complejas, es probable que nuestra frustración aparezca. Es importante aumentar los niveles de conciencia sobre las capacidades que tenemos disponibles y los medios para alcanzar nuestras metas. Sin perder de vista, que la pandemia generó un stress y un agotamiento profundo en la población, y muy probablemente una readaptación de rutinas y hábitos que nos hacían ahorrar esfuerzo psíquico”, analiza Borrajo.
Guillermo Bruschtein, médico psicoanalista y especialista en psiquiatría, integrante de la Comisión directiva de la APA, sostiene que más allá de pandemia, la nuestra es una sociedad que viene frustrada desde hace varios años. “Hace un tiempo que es una sociedad bastante desesperanzada. Eso se nota en todas las edades, se escucha que este es un país con pocas oportunidades. La pandemia viene a incorporarse a este sentir y lo incrementa. En mucho pacientes se ve, ya sea en consultorio o en el hospital, como de desesperanza y por momentos cierto pesimismo, como si esto no se fuera a arreglar”, dice Bruschtein.
El médico psicoanalista propone una conducta para salir de la angustia. Es quizás otra de las frases positivas que están en cierta forma dando vueltas aquí, allá y en todas partes; no se trata, en este caso, de no desear, sino de tolerar. Sí: la famosa tolerancia a la frustración. Bruschtein regala una punta para conseguirla: “Lo que propongo a mis pacientes poner en valor lo que tienen, tratar de ver aquellas cosas que sí tienen. Porque solamente uno puede luchar contra las situaciones adversas y, sobre todo las que viene de afuera, cuando puede rescatar aquellas cosas que tiene. Y una de las cosas más importantes es valorar los vínculos, la familia, los amigos, la pareja. Y también, claro, valorar las cosas, es decir, los trabajos y los estudios. Así estaremos más cerca de lo que queremos”.