CRONISTA por Tomás Mindlin, CEO de Tap
“Escribinos a nuestro WhatsApp”. “Si querés más información, seguinos en nuestra cuenta de IG”. Ahora, pero con gran impulso desde el comienzo de la pandemia, carteles con esas leyendas, muchas veces diseñados, impresos y pegados a las apuradas, se pueden encontrar en cualquier comercio, por pequeño que sea.
Es la punta del iceberg. El emergente de un fenómeno que va mucho más allá y que recién comienza: la digitalización del comercio de cercanía, claramente se aceleró durante los confinamientos ante la necesidad de los negocios, en particular los más chicos, de poder vender y cobrar sin contacto, con locales vacíos y persianas apenas entreabiertas.
Un estudio realizado por la consultora Trendsity sobre las expectativas del consumidor en tiempos de coronavirus, reveló que el 74 % de los argentinos exhibió una valoración positiva del accionar de los comercios y emprendimientos locales o de cercanía, por sobre otro tipo de negocios y aún por sobre las grandes cadenas.
En este contexto, las billeteras digitales irrumpieron con toda una oferta de productos y servicios que atendió, en tiempo real, las demandas que, para consumidores y comerciantes, impulsó el contexto del coronavirus.
Links de pago, pagos con QR, envíos de dinero, pagos por WhatsApp, entre otros, afloraron en forma aluvional y tienen de contexto la existencia en el país de unas 30 billeteras digitales con alrededor de 8 millones de usuarios, según un informe reciente de la Cámara Argentina de Fintech. Así, se puede inferir que cada persona tiene al menos dos billeteras digitales.
Por otro lado, según el Banco Central, existen al menos 14 millones de CVU (Clave Virtual Uniforme), el equivalente al tradicional CBU del sistema bancario tradicional pero que en este caso le permite a los usuarios, estén o no bancarizados, enviar y recibir dinero entre distintas herramientas de pago del mundo fintech, como las billeteras digitales fundamentalmente.
Las ventas y los pagos sin contacto que impulsó la pandemia fueron, a su vez, el disparador a partir del cual los pequeños comercios descubrieron, además, las posibilidades en marketing y fidelización que ofrecen las soluciones tecnológicas del momento, desde siempre reservadas a las empresas y negocios de mayor tamaño.
Las billeteras se convirtieron rápidamente en la solución ideal para el pequeño comercio, en particular para los de alta recurrencia, como los take away de comida, bares, verdulerías, almacenes, dietéticas, lugares donde uno compra varias veces y habitualmente por pequeños montos.
Por un lado, los beneficios para los pequeños comercios las atañen en forma directa, ya que las tasas más bajas y la posibilidad de obtener el dinero en forma inmediata, más los beneficios de marketing y fidelización, son decisivos para el sector. Por el otro, la ampliación no onerosa ni burocrática de los caminos para que las pymes ingresen al sistema financiero les permitirá, al menos a mediano plazo, convertirse en sujetos prestables inéditos, un universo hasta ahora reservado a quienes disponían de posibilidad de cobro mediante crédito y débito.
La economía del “contactless” gana en capilaridad constantemente, como parte de una tendencia en la que intercambiar dinero de mano en mano es una práctica que busca ser abandonada. Pronto, hasta sacar un plástico para pagar será algo en desuso.
Ingresamos paulatinamente en una situación en la que, cuando un cliente entra en un comercio y pregunta si puede pagar con una app, el comerciante se juega la venta porque si no tiene ese medio de pago, el cliente puede elegir irse a otro lado. Pero si lo tiene, ese servicio se transforma en un atributo importante, que pesa en la elección del comercio.
Así, la diversificación al canal digital del comercio de cercanía y de las pequeñas y medianas empresas pasó de ser una herramienta clave para crecer a convertirse en crítica. No sólo para ayudar al negocio, sino también para mover el consumo, activar la economía e incluso generar nuevos empleos.
Para ver la nota: https://www.cronista.com/columnistas/el-comercio-de-cercania-y-la-capilaridad-de-las-billeteras-digitales/